domingo, 27 de septiembre de 2015



Libertad. Es lo único que pienso al verme de nuevo ahí, en medio de la nada, pequeña entre la grandeza infinita de esos valles ingleses.
El mundo gira a mi alrededor a velocidades insospechadas y yo, inmersa en esa vorágine de experiencias vividas, olvido con frecuencia volver a sentir el aire fresco, el sonido del agua descendiendo calmada o ese olor a hierba húmeda de la mañana, cubierta por una delicada capa de rocío.

Hoy he decidido volver a ese espacio de libertad. Una libertad creativa, que, de la misma forma que esa bocanada de aire fresco que recibo de la naturaleza, inunda mi mente, para vaciarla, por momentos, de esa cotidianeidad absorbente.

Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas. Dicen que nunca has de volver al lugar que te hizo feliz.
Dicen que el pasado pasado está. Dicen tantas y tantas generalidades. El mundo está lleno de generalidades. ¿Y si de repente la segunda parte de tu historia es genial? ¿Y si resulta que vuelves a aquella ciudad que te emocionó, y encuentras el amor que nunca esperaste? ¿Y si un día te das cuenta de que en tu cajón de chismes del pasado hay algunos que no merecen estar ahí, polvorientos, envueltos en ese halo trasnochado, añejo, cual si hubieran pasado cientos de años?

La vida.

La velocidad urbana a la que acostumbramos sentir. Y hacer. Y decir. Generalidades. Sin parar por un momento a pensar.

En la carretera de este mundo tecnológico y vertiginoso, hay una señalización: "Prohibido parar". Sin condiciones. Sin miramientos.
Luego están los que se saltan las normas, como dicen algunos, que para eso están. Luego están las excepciones porque "no hay norma sin excepción" ... (o sí?)

La verdad es que no lo sé. Simplemente he vuelto a uno de esos lugares en los que un día me relajé. Sentí.
Escribí. Incluso escuché. Escuché como mi mente reaccionaba, como el corazón latía y cómo suena la calma.

Y quizás vuelva mañana, o dentro de un mes, o quizás esto sea simplemente una excursión más, a ese campo donde las palabras bailan la danza del viento, como si de cometas se tratara.